Cultural


¡Entre cumbias y fritos! Así se disfruta la conmemoración de la Virgen

Es una tradición Cartagenera que ha rebasado los tres siglos y se ha mantenido viva en el corazón de sus habitantes. Este 2023 no fue la excepción.

GUSTAVO TATIS GUERRA

04 de febrero de 2023 12:30 PM

La Virgen de La Candelaria, patrona de los cartageneros, baja de lo alto del cerro cargada en los hombros del pueblo que la venera y se celebra cada 2 de febrero desde hace más de 300 años.

Esa celebración religiosa interpela otras celebraciones confluyentes en el mismo escenario y en la misma fecha. Lea: Video: así transcurrió la procesión en honor a la Virgen de La Candelaria

Una es la fiesta de la cumbia que se desarrolla bajo el impulso de gestores y creadores culturales. El Santísimo Encuentro de la Cumbia en La Candelaria ‘Entre lo sacro y lo profano’ se cumplió en el Centro Cultural del Socorro, con las intervenciones de los grupos Raza Latina, Los de la Vereda, Grupo de Danza Cartagena Buena Tierra, Hermanos Eljach, entre otros.

Es una apasionante jornada organizada por el Comité Cultural del Socorro que mantiene el perfil de una tradición cultural de profundo arraigo colectivo. El evento de la cumbia fue apoyado por el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) y la Alcaldía de Cartagena.

También está el Festival del Frito, que tiene como escenario el campo de Chambacú y otros escenarios alternativos. El Festival del Frito tiene una larga historia de más de 30 años, cuando un grupo de gestores culturales que se reunían en el Museo Histórico de Cartagena, diseñaron esta propuesta en la que participaron Sícalo Pinaud, Germán Bustamante, María Sixta Bustamante, Rafael Martínez Fernández, Willy Martínez, entre otros. La tradición del frito se remonta al siglo XIX y se enriquece con el mestizaje cultural del siglo XX.

Las tres manifestaciones: la religiosa, la musical y la gastronómica nos representan como ciudad y como tradición cultural, y pueden coexistir sin los conflictos sociales, raciales y clasistas que fragmentaron a Cartagena en siglos anteriores. Ecos de esos rezagos de la sociedad colonial aún se perciben en las barriadas cartageneras en este 2023, cuando sigue siendo el pueblo raso, en su mayoría negro, mulato y mestizo, el que preserva las tres tradiciones. Es el pueblo el que carga la Virgen en la procesión, el mismo que aviva la tradición de la cumbia y el que mantiene el encanto de las frituras.

El pueblo sigue al pie de las tradiciones sagradas, profanas y cotidianas: la tradición de comer varitas de caña de azúcar por estos días, degustar una buena carimañola, una buena empanada con huevo, un buñuelito de fríjol, etc; baile, cumbia y encomendarse a la Virgen patrona. Lea además: Todo listo para cabalgata de La Candelaria este sábado

Cuando uno pasa por el Pie de La Popa y asciende al cerro, encuentra una ciudad sufrida que sobrevive aferrada a una lejana y aplazada esperanza. Es una ciudad fragmentada la que vemos en el Callejón de las Morales, el Sector Toril, Lo Amador, La Ermita, y ese pesebre vivo y conmovedor que es el cerro de La Popa.

Esa celebración religiosa interpela otras celebraciones confluyentes en el mismo escenario y en la misma fecha.

Una es la fiesta de la cumbia que se desarrolla bajo el impulso de gestores y creadores culturales. El Santísimo Encuentro de la Cumbia en La Candelaria ‘Entre lo sacro y lo profano’ se cumplió en el Centro Cultural del Socorro, con las intervenciones de los grupos Raza Latina, Los de la Vereda, Grupo de Danza Cartagena Buena Tierra, Hermanos Eljach, entre otros.

Es una apasionante jornada organizada por el Comité Cultural del Socorro que mantiene el perfil de una tradición cultural de profundo arraigo colectivo. El evento de la cumbia fue apoyado por el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) y la Alcaldía de Cartagena.

También está el Festival del Frito, que tiene como escenario el campo de Chambacú y otros escenarios alternativos. El Festival del Frito tiene una larga historia de más de 30 años, cuando un grupo de gestores culturales que se reunían en el Museo Histórico de Cartagena, diseñaron esta propuesta en la que participaron Sícalo Pinaud, Germán Bustamante, María Sixta Bustamante, Rafael Martínez Fernández, Willy Martínez, entre otros. La tradición del frito se remonta al siglo XIX y se enriquece con el mestizaje cultural del siglo XX.

Las tres manifestaciones: la religiosa, la musical y la gastronómica nos representan como ciudad y como tradición cultural, y pueden coexistir sin los conflictos sociales, raciales y clasistas que fragmentaron a Cartagena en siglos anteriores. Ecos de esos rezagos de la sociedad colonial aún se perciben en las barriadas cartageneras en este 2023, cuando sigue siendo el pueblo raso, en su mayoría negro, mulato y mestizo, el que preserva las tres tradiciones. Es el pueblo el que carga la Virgen en la procesión, el mismo que aviva la tradición de la cumbia y el que mantiene el encanto de las frituras.

El pueblo sigue al pie de las tradiciones sagradas, profanas y cotidianas: la tradición de comer varitas de caña de azúcar por estos días, degustar una buena carimañola, una buena empanada con huevo, un buñuelito de fríjol, etc; baile, cumbia y encomendarse a la Virgen patrona.

Cuando uno pasa por el Pie de La Popa y asciende al cerro, encuentra una ciudad sufrida que sobrevive aferrada a una lejana y aplazada esperanza. Es una ciudad fragmentada la que vemos en el Callejón de las Morales, el Sector Toril, Lo Amador, La Ermita, y ese pesebre vivo y conmovedor que es el cerro de La Popa.

También está el Festival del Frito, que tiene como escenario el campo de Chambacú y otros escenarios alternativos.

El Festival del Frito tiene una larga historia de más de 30 años, cuando un grupo de gestores culturales que se reunían en el Museo Histórico de Cartagena, diseñaron esta propuesta en la que participaron Sícalo Pinaud, Germán Bustamante, María Sixta Bustamante, Rafael Martínez Fernández, Willy Martínez, entre otros. La tradición del frito se remonta al siglo XIX y se enriquece con el mestizaje cultural del siglo XX.

Las tres manifestaciones: la religiosa, la musical y la gastronómica nos representan como ciudad y como tradición cultural, y pueden coexistir sin los conflictos sociales, raciales y clasistas que fragmentaron a Cartagena en siglos anteriores. Ecos de esos rezagos de la sociedad colonial aún se perciben en las barriadas cartageneras en este 2023, cuando sigue siendo el pueblo raso, en su mayoría negro, mulato y mestizo, el que preserva las tres tradiciones. Es el pueblo el que carga la Virgen en la procesión, el mismo que aviva la tradición de la cumbia y el que mantiene el encanto de las frituras.

El pueblo sigue al pie de las tradiciones sagradas, profanas y cotidianas: la tradición de comer varitas de caña de azúcar por estos días, degustar una buena carimañola, una buena empanada con huevo, un buñuelito de fríjol, etc; baile, cumbia y encomendarse a la Virgen patrona.

Cuando uno pasa por el Pie de La Popa y asciende al cerro, encuentra una ciudad sufrida que sobrevive aferrada a una lejana y aplazada esperanza. Es una ciudad fragmentada la que vemos en el Callejón de las Morales, el Sector Toril, Lo Amador, La Ermita, y ese pesebre vivo y conmovedor que es el cerro de La Popa.

Una historia

La Virgen de La Candelaria, es junto a la Virgen de Guadalupe, la más popular advocación mariana en América, cuyo arraigo echó raíces desde que llegaron los españoles a Cartagena.

La primera vez que se le apareció a alguien fue en 1606, y fue a Fray Alonso De La Cruz Paredes en el Convento de La Candelaria, en Ráquira. La devoción por la Virgen de La Candelaria se mantiene en este 2023, junto a otras devociones y creencias que conforman el entramado cultural de los cartageneros.

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