El desafío que el COVID-19 impuso a los sistemas educativos además de la interrupción de las clases presenciales, fue el cambio en las dinámicas y los procesos de enseñanza y aprendizaje. Docentes y estudiantes se conectan hoy en clases virtuales para continuar con el proceso formativo (También puede leer: El reto de la educación virtual en Colombia).
Y este es precisamente el desafío de la educación a través de las herramientas virtuales: vincular a toda la comunidad educativa en un proceso colectivo de aprendizaje y retroalimentación constante.
Para German Betancourt Morales, jefe del departamento de investigaciones en ciencia cognitiva y teoría educativa del Centro Tecnológico para la Formación Virtual y a Distancia (CTEV), de la Universidad de Cartagena, la educación virtual tiene como metodología fundamental el aprendizaje.
“El estudiante debe crear su propia estrategia y el docente se convierte en un tutor, en una guía. Las metodologías tienen como objetivo que el estudiante adquiera unas competencias tanto cognitivas (toma de decisiones, memoria) como ejecutivas (permite al estudiante mantenerse en línea) y le corresponde al tutor generar preguntas para que el estudiante pueda crear su propio proceso de aprendizaje”, expone (Lea también: Rompamos mitos de la educación virtual).
El docente sostiene que la motivación es clave en el proceso de aprendizaje que se realiza a través de plataformas virtuales.
“Otra estrategia metodológica es conectar con la educación emocional del estudiante. Sin emoción no hay aprendizaje. En este sentido, el docente debe motivar a su estudiante para que intente investigar o sacar sus propias conclusiones frente a una temática. El tutor que no emociona al estudiante puede tener la mejor plataforma del mundo, pero si el docente no puede llegar al estudiante, el aprendizaje no puede ser correspondido”, reitera Betancourt.
Para Daniel Toro, vicerrector académico de la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB), el Aprendizaje Colaborativo es importante para el modelo de docencia remota que se aplica en medio de la pandemia.
“Esta experiencia nos ha servido para plantear nuestro modelo de Docencia Remota soportada en Tecnologías de Información y Comunicaciones – DoReTIC. Nuestros profesores están aplicando metodologías como el Aprendizaje Colaborativo, Aprendizaje basado en problemas, en proyectos, gamificación y Aula Invertida, entre muchas otras innovaciones docentes para lograr mayor efectividad en el proceso de enseñanza y aprendizaje y reducir el impacto tan negativo que se deriva de la interrupción de la presencialidad”.
Por otro lado, Eyvis Marrugo Batista, directora del CTEV, otra estrategia metodológica que se puede implementar es el M-learning donde el estudiante utiliza dispositivos móviles para acceder a los contenidos educativos. “Es una estrategia muy efectiva dada la tendencia natural de nuestros estudiantes a utilizar estos dispositivos. Además, la creación de objetos virtuales de aprendizaje y otros recursos digitales complementan el proceso formativo transmitiendo el conocimiento de una manera más dinámica y amena. Estos pueden también incluir elementos de accesibilidad para personas con algunas discapacidades, haciendo así más incluyente el proceso enseñanza aprendizaje”.
Los expertos consultados destacan el papel de las herramientas tecnológicas dentro del proceso formativo a través de la virtualidad.
“Las tecnologías de la información y las comunicaciones permiten que nuestros estudiantes accedan a recursos, contenidos, y actividades en una plataforma de gestión de aprendizaje. Allí además se establecen espacios de comunicación con los tutores, tanto de manera sincrónica como asíncrona”, subrayó Marrugo.
Finalmente, el docente German Betancourt deja claro que en las aulas virtuales se busca una construcción colectiva del conocimiento y brindar una experiencia para transformar no solo la vida del estudiante sino también del entorno.
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