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Migrar a Estados Unidos, un viaje a cuestas y muy sinuoso

Desde que se activó, en 2020, la Ley del Título 42 en EEUU, más de 2 millones de migrantes han sido expulsados de este territorio, especialmente mexicanos, brasileños, salvadoreños, nicaragüenses, rusos, haitianos, colombianos.

A diario son miles los migrantes de diferentes partes del mundo que quieren conquistar el famoso ‘sueño americano’.

Según organizaciones no gubernamentales y activistas pro migrantes, a las tierras del ‘Tío Sam’ han llegado en el último año más de 27.000 colombianos por el denominado ‘Hueco’.

Sin embargo, para juristas especializados en Migración, esa cifra puede distar mucho de la realidad, pues muchos compatriotas no se entregaron voluntariamente a las autoridades de frontera del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) para iniciar el proceso de asilo, sino que llegaron directamente a sus destinos. Lea aquí: México recupera 19 cuerpos de migrantes fallecidos en río Bravo

De acuerdo con ICE, desde que se activó, en 2020, la Ley del Título 42 en EEUU, más de 2 millones de migrantes han sido expulsados de este territorio, especialmente ciudadanos mexicanos, brasileños, salvadoreños, nicaragüenses, rusos, haitianos, colombianos, entre otros.

Y entre ese número de colombianos que han hecho esa travesía a Estados Unidos, se encuentran los esposos Marcela Valero* y Daniel Castillo*, y también Johanna Bonilla*

EL TORMENTO

Dejar atrás su amada Cali fue una decisión trascendental para esta pareja de esposos, que junto al cuñado de ella, volaron en diciembre pasado desde ‘La Sucursal del Cielo’ hasta Ciudad de México.

Lo que se inició como el cambio de sus vidas, pasó por un duro tormento.

Al llegar a tierras manitas fueron entrevistados por la policía de migración mexicana, que inicialmente no creyó en sus intenciones vacacionales, pues mostraron recibos de hotel pagados, pasajes de vuelta, toures y visitas programas. Los metieron en una celda de detención provisional de apenas 64 metros cuadrados, donde había más de 60 personas, que estaban de pie y sin ventilación. Lea aquí: Biden pide apoyo a López Obrador ante una ola migratoria “sin precedentes”

Después de las entrevistas, ires y venires, se les acercó un policía y les dijo que para poderlos ayudar debían colaborar. “El policía sin tapujo nos dijo que nos ayudaba si le dábamos 3 cabezones americanos y verdes (300 dólares, eso es aproximadamente 1 millón 290 mil pesos) para dejarnos seguir a nuestro destino”, relató Castillo, quien era chef en Colombia.

Sin dudarlo, pues llevaba junto a su esposa y cuñado más de 8 horas encerrados y sin solución alguna, aceptó la ‘oferta’ del agente de migración mexicano.

“Pensábamos que la corrupción era solamente en Colombia, pero debimos aceptar para seguir con nuestro propósito”, explicó.

Sin embargo para estos viajeros la suerte no estaba de su lado. Saliendo de migración, la policía del aeropuerto los detuvo y tuvieron que pagar otra ‘mordida’ de 300 dólares.

Tres días después volaron a la ciudad fronteriza de Mexicali y cuando aterrizaron se encontraron con la sorpresa de que la policía migratoria del aeropuerto estaba en la puerta de embarque del avión, pidiendo pasaportes y estatus migratorio. Fueron otros 100 dólares por persona los cuales tuvieron que pagar.

Una vez instalados en el aeropuerto de Mexicali esperaron a que llegara su ‘coyote’ para que los recogiera a las 12:30 del día y empezar la travesía del cruce en la frontera. Lea aquí: Más de 300 migrantes son hallados hacinados en un tráiler en México

En un carro viejo y destartalado, lleno de ollas y ropa sucia, comenzaron a acercarse a su destino final; sin embargo, en un lugar observaron al ‘coyote’ con radio punto a punto, y por celular se comunicaba con sus compinches para saber qué punto fronterizo no era custodiado por la policía mexicana.

Treinta minutos más tarde su transportador los dejó bajo la sombra de un árbol y ellos pensaron que los había abandonado a su suerte, porque no regresó. Poco tiempo después otro coyote cruzando el río los llamó a través de silbidos, y con el agua hasta las rodillas cruzaron hacia el otro lado, al territorio estadounidense

SIGUE EL SUPLICIO, AHORA DEL OTRO LADO

Después de esta travesía empezó el suplicio cuando se entregaron a las autoridades migratorias estadounidenses, debido a que fueron llevados a un centro de detención. Allí Marcela Valero, Daniel Castillo y su cuñado vivieron nuevos momentos difíciles, fueron separados y Marcela dos días después fue liberada con un proceso para iniciar su asilo en Estados Unidos, pero caso contrario fue el de su esposo y su hermano, quienes estuvieron más de 20 días en una prisión esperando toda la documentación y papeleo para poder reencontrarse.

Y tuvieron que esperar dos semanas más, porque tanto Daniel Castillo como su cuñado salieron positivos para Covid-19 y se alargó la espera. Prácticamente un mes y medio después se reencontraron en la ciudad de San Francisco (California). Lea aquí: Denuncian por corrupción a 105 agentes migratorios mexicanos

El otro caso de migración anunciado al comienzo de esta información es el de Johanna Bonilla, una tolimense que llegó a San Francisco el pasado 29 de junio. Ella inició su viaje en su natal Ibagué, hasta la capital de la República, 3 horas en carro. Después tomó un vuelo a Cancún.

A diferencia de Valero y Castillo, ella no tuvo que pagar ‘mordida’ en su proceso migratorio para entrar a México, y tampoco tuvo que pagar en Monterrey; sin embargo, el cruce de la frontera por un ‘coyote’ fue de 1.200 dólares, y una vez que llegó a suelo estadounidense estuvo 20 días en un centro detención de migración.

Hace una semana, aproximadamente, llego a San José (California), donde se propone iniciar una nueva vida.

RECOMENDACIONES LEGALES

Para Julio E. Moreno, abogado especialista en Migración y presidente del bufete de litigantes The Moreno Law Firm, LLC, en Atlanta (Georgia), las personas que lleguen a este país con visa u otro tipo de entrada, deben tener claras sus obligaciones y deberes para obtener, a futuro, su posible residencia o ciudadanía.

“Lo primero que debe hacer una persona que pide asilo en Estados Unidos es buscar asesoría con un abogado de migración” dijo Moreno.

Según Moreno, lo más recurrente que hacen muchas personas al llegar a Estados Unidos es cometer delitos de suplantación en cuentas, para hacer Door Dash o Uber Eats, hacer procesos legales como notarios. Otro punto es que piensan que están en sus países y a veces caen en conducir bajo la influencia de alcohol o las drogas (DUI, por sus siglas en inglés). Lea aquí: “Queremos un futuro mejor”, crónica sobre la crisis migratoria

Otro aspecto reseñado por Moreno, es el deber de pagar sus impuestos y estar al día con ellos. Para que el gobierno les vea el deber moral como ciudadano.

LOS COSTOS POR LA OSADÍA

El Universal constató, de acuerdo a las fuentes consultadas, que la travesía y el viaje entre Colombia y México para llegar por el ‘hueco’ a Estados Unidos, es de unos 4 mil hasta 8 mil dólares por persona. Eso incluye pasajes, traslados en México y EEUU, coimas y el ‘coyote’.

Además, explica el abogado Julio Moreno que llevar un caso de migración puede costar entre 5.000 y 10.000 dólares, unos 20 o 40 millones de pesos colombianos.

Según la nacionalidad, los coyotes cobran un valor mínimo o más por el cruce de la frontera hacia EEUU.

Por ejemplo, a los venezolanos y cubanos el valor es alrededor de 3.500 y 4.500 dólares, debido a las prebendas migratorias por parte del gobierno estadounidense, como el TPS, la cual les garantiza cierto estatus dentro del país.

VALORES POR PERSONA

Viaje de Colombia a México: US$500

Pasaje Cancún o Ciudad de México a Monterrey o Mexicali (ciudades fronterizas): US$150.

Coimas: entre US$200 y 500

Paso de frontera/coyote: US$1.500

Pasaje de centro de detenciones a ciudad de destino, entre US$450 y 750.

*Nombres cambiados a solicitud de los entrevistados.

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