La muerte del padre Javier Eduardo González Pertuz ocurrió en la madrugada del sábado, 4 de febrero, cuando se encontraba en un bar de la carrera 70A con calle 42, en el barrio Laureles en Medellín. Lea: ¡Caso extraño! Muere sacerdote cordobés en bar de Medellín
De acuerdo con las autoridades, el sacerdote cordobés salió del seminario donde trabajaba como formador para ver el partido de la Selección Colombia sub-20. Sin embargo, después del encuentro de la tricolor juvenil contra Paraguay, el padre Javier se quedó departiendo con una persona en este establecimiento y, durante la madrugada, el sacerdote quedó inconsciente en una de las mesas y su acompañante salió del lugar con sus pertenencias, como el celular, la billetera y una chaqueta. Lea: Se revelan detalles de la muerte de sacerdote en bar de Medellín
El informe forense confirmaría que el sacerdote habría sido víctima de un envenenamiento con un coctel de licor mezclado con escopolamina que le proporcionaron en dicho bar, una sustancia que en dosis muy altas desencadena arritmias cardíacas, taquicardia severa, fibrilación, insuficiencia respiratoria, colapso vascular y muerte. Lea además: Lo que contenía el coctel con el que mataron a sacerdote costeño
Pero, ¿Cómo cuidarse y evitar ser víctima de la escopolamina?
La escopolamina es una de las sustancias psicoactivas más recurrentes en Medellín y en Colombia para cometer delitos como hurto, abuso o incluso violación. Según reseña la Universidad CES, es frecuente que esta sustancia se mezcle con benzodiacepina, un medicamento que se usa en medicina para relajar, producir sueño, aliviar el dolor por espasmos musculares o para calmar una crisis de ansiedad. Esto lo hacen para que la víctima ceda más fácil en las órdenes y quede a voluntad del otro. Lea: Por qué la escopolamina sólo afecta a la víctima
La forma en la que el victimario suministra la sustancia puede ser vía oral, inhalada o inyectada. Existe otra forma que es por el contacto de la sustancia con la piel, sin embargo, para esto se requerirían dosis muy altas. Incluso por esto, los que entran en contacto con la escopolamina no se drogan y pueden aprovecharse de la víctima.
“Las vías más comunes de administración son la vía oral, en la que el victimario raspa la sustancia y la echa en el vaso de alguna bebida. Otra, es la inhalada, que se puede hacer a través de vaporizadores o la inyectada, en la que un breve pinchazo con una aguja pequeña puede drogarte”, sostiene el doctor Guillermo Castaño Pérez, coordinador de la Maestría en Drogodependencias de la Universidad CES.
Guillermo Castaño Pérez, Universidad CES.
¡Siempre alerta!
De acuerdo con el doctor Castaño, es clave estar alerta y conocer un poco de cómo se inician los efectos y la manera de actuar de los delincuentes para saber cómo proceder en estas situaciones. Si está en un ambiente donde hay licor hay que poner cuidado, pues ante un descuido pueden colocar la sustancia en el trago que está bebiendo.
“Existen aplicaciones para alertar a los amigos y familiares más cercanos si uno se siente en peligro o expuesto. Es esencial ser prevenidos porque luego de tener esta sustancia en el cuerpo, puedes quedar en un estado de vulnerabilidad del que solo se puede salir completamente hasta las 48 o 72 horas después”, aseguró Castaño Pérez.
Los síntomas iniciales de la escopolamina son mareos, visión borrosa, midriasis (pupila dilatada), agitación psicomotriz o sensación de desorientación.
¡Para tener en cuenta!
Expertos de la Universidad CES explican que la escopolamina puede despertar ciertos trastornos y enfermedades si la víctima tiene una predisposición. Por ejemplo, el paciente puede desarrollar un cuadro psicótico o a largo plazo trastornos de ansiedad, depresión o incluso esquizofrenia. También pueden quedar con problemas de memoria, cardiovasculares, tener alteraciones metabólicas y renales.
Recomendaciones
Si se encuentra a una persona en estado de indefensión lo mejor es asegurarlo en un sitio tranquilo y estar alerta de sus síntomas. “Si presenta conductas de desorientación o alteración, se debe llevar a la sala de urgencias del hospital más cercano, para que la persona reciba un tratamiento adecuado”, expone la CES.
El procedimiento más común es el lavado gástrico cuando la sustancia es suministrada por vía oral y el tratamiento con otros fármacos para evitar complicaciones.
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