Muy cerca de la plaza principal de Turbaco, pronto habrá un lugar abierto al público donde se conectará la historia contemporánea con la antigua. Donde las piedras del pasado reconstruirán el presente.
Es el museo Yurbaco, un proyecto que se pensó desde hace varios años y que hoy, a través de más de 50 piezas arqueológicas en su mayoría donadas, busca aglomerar a la población en torno a su pasado.
Una casa completa con salones llenos de memoria histórica, son el objetivo de un grupo de visionarios del municipio, que abarcarán la época prehispánica, colonial y republicana del pueblo.
Javier Enrique Alcalá Alcalá, historiador; Dante Pier Gómez Mercado, ingeniero industrial; Glinis Acuña Núñez, gestora cultural y el filósofo, Marcel Hansen Díaz, son algunos de los responsables de esta ambiciosa idea, que ha recibido asesoría del Palacio de la Inquisición, Museo del Oro, el Museo de San Jacinto, Museo de Galapa, Museo de Galerazamba, y además de profesores de la Universidad de Cartagena.
“Aquí tenemos la colección más completa de imágenes de la plaza de Turbaco”, explica Javier, señalando una litografía en blanco y negro, quegrafica una plaza concurrida. “Esto se pensó hace unos tres años, con un grupo de estudiantes de la Universidad de Cartagena. Mi tesis fue sobre los indígenas del municipio, así que investigando, en entrevistas, mucha gente me decía que tenían piezas y yo decía ‘bueno, si tienen las piezas, ¿por qué no hacer un museo?’ Cuando les preguntaba si las donarían me decían que si era algo serio, sí”, continúa.
Así que las piezas, son regalos de gente del pueblo que las ha encontrado en el centro de Turbaco, o en el patio de su casa, así como en la calle Santa Catalina, o la calle de los Cocos. Algunas desenterradas en 1955, son reliquias de la época prehispánica, que posiblemente tengan 500 años o más.
Algunas familias sí quieren que se le den los créditos por el descubrimiento, algunas no. Hasta el momento se han donado vasijas, hachas, figuritas zoomorfas y antropomorfas. Aún faltan pruebas para determinar la edad real de varios objetos.
“Necesitamos guardar lo que es el patrimonio y mantenerlo, rescatarlo. No soy historiadora pero soy una de las personas que ha luchado por eso, nos encontramos con Javier y nos unimos para que esto pudiera darse”, afirma Glinis.
La emoción en Turbaco crece y ya se visualiza que instituciones públicas y privadas del municipio, recorran su historia cuando este museo arranque.
“Necesitamos más apoyo de la Alcaldía y las entidades del Gobierno”, expresa Javier. Dice que aunque económicamente no les han colaborado, en direccionamiento sí.
Paseando la historia
Detrás de una vitrina, donada por el Museo de San Jacinto en cabeza de Jorge Quiroz, hay un par de vasijas estampadas con figuras extrañas.
Detrás de otra, una creación en arcilla conformada por tres esferas muestra en su centro inferior lo que es un... ¿pene?
¿Por qué harían estas figuras?, pregunto.
La respuesta para Javier, se centra en el culto a los dioses. “Son cuestiones religiosas. Si te das cuenta esto es un varón, porque tiene sus genitales. Son tres círculos con los que sacan la figura humana y esos tres círculos significan algo”.
Una indígena aparece en un gran cartel al lado de un aparte narrativo que cuenta la muerte a manos suyas de una decena de solados españoles.
En otro de los afiches, aparece un hombre horriblemente muerto a manos de indígenas. “Vino a buscar lo que no se le había perdido”.
Javier me muestra diminutas hachas elaboradas en piedra. Hay más de 20.
También tienen un enorme mapa elaborado por Juan de la Cosa. Él es el hombre muerto del afiche y dueño de la carabela Santa María, un navegante y cartógrafo español, responsable del mapa más antiguo de América aún conservado y que reposa en el Museo de Madrid. La réplica, entregada a Turbaco, pronto estará en vitrina en este museo.
La casa, cuyo arriendo se sostiene con donaciones de turbaqueros que reconocen el gran valor del proyecto, está en modificación. El aire la atraviesa gracias a sus decenas de ventanas con calados, y parece que cada salón se está preparando para una multitudinaria jornada de visitas. Hay pintura, herramientas y cuadros enmarcados buscando ser utilizados y ubicados.
Es una importante bodega, esperando recibir más insumos para escarbar en la historia.
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