Aunque el universo en sí no tiene un aroma perceptible para los humanos, las astronautas cuentan que cuando regresan, sus prendas desprenden un olor peculiar.
Estados Unidos enviará al artefacto a la segunda luna más grande del sistema solar y que orbita a Saturno. Tiene ríos, lagos y mares de metano y etano.
La respuesta está en un proceso gravitacional que se cuela en las capturas de telescopios como el James Webb y el Hubble. Pero esas no son sus formas naturales.