Cuando se organiza un evento, la baraja de opciones para ubicar el espacio surge en primer lugar. El clima es el factor determinante y ante esto, Cartagena, si bien ofrece lugares que enamoran, su temperatura promedio hace en ocasiones preferir los salones climatizados.
Ante esto, también surge la posibilidad de aprovecharlos la mayoría del año, toda vez que las lluvias poco frecuentes y casi “cómplices” por su poca duración, facilitan la disposición de espacios al aire libre tan propuestos en esta temporada.
El Covid-19 no se ha ido, la pandemia pasa por un pico crítico, sin embargo, la economía empieza a reactivarse y de la responsabilidad individual depende el éxito de los eventos programados, allí juega un papel importante el lugar escogido para realizarlos.
Una convención empresarial con una programación que se desplace por sitios representativos de la ciudad es un acierto, indica la experta Glenda Soto, quien también afirma que este concepto se aplica perfectamente a las bodas desde antes de la pandemia, y ahora toma mayor relevancia.
En esto último, los decoradores se han esmerado por sorprender, y es que la naturaleza suma puntos con su toque que se puede aprovechar para hacer de los recuerdos una postal inolvidable. Aquí los montajes de mesas son protagonistas sin llegar a la pompa que exige un salón.
Teniendo en cuenta las disposiciones del Gobierno nacional, quien le dio autonomía a los gobernantes locales para los límites de aforo, se mantienen a partir de las 50 personas, aunque dependiendo de las celebraciones al aire libre, este se amplía también teniendo en cuenta el tamaño de la locación y el personal de suministros, entonces puede extenderse a los 150 asistentes, advierte Soto.
Lo anterior obviamente debe contar con los respectivos permisos por parte de la Alcaldía y Secretaría del Interior.
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