Un accidente cerebrovascular, o lo que comúnmente se conoce como derrame cerebral, es una condición que requiere de urgencia médica inmediatamente se han detectado los primeros síntomas, pues su pronóstico es poco alentador luego de transcurrir un tiempo sin la debida atención.
El ACV puede ser de dos tipos. Uno es isquémico si existe obstrucción de algún vaso, que normalmente se le puede llamar trombosis, o puede darse el otro tipo que es hemorrágico, y sucede al romperse un vaso, advierte el doctor Rafael Almeida, neurocirujano endovascular y director médico y científico de Neurodinamia.
Cuando se da la oclusión de un vaso, es decir, la trombosis, habitualmente puede provenir de las mismas arterias que van al cerebro, y se denomina tromboembólico, porque nace de arterias carótidas, bien sea a nivel del cuello o dentro del cerebro, de las vertebrales o del tallo cerebral. Este es el que causa el mayor número de accidentes cerebrovasculares isquémicos y sucede generalmente en pacientes mayores de 60 años, especialmente en hombres y se asocia con algunos factores predisponentes como la hipertensión arterial, la diabetes, la nicotina, alcohol y el estrés.
La segunda causa de ACV isquémico, que no depende de las arterias que van al cerebro, es el que proviene del corazón y de las partes accesorias, por lo que es llamado cardioembólico, en resumen se puede afirmar, que el isquémico lo produce la enfermedades de las arterias, o algo que viene del corazón, el cual se da más en mujeres menores de 45 años y que habitualmente padecen una arritmia cardiaca, que puede ser de naturaleza idiopática o por ingesta de medicamentos, sobre todo los usados en dietas, estimulantes de bebidas energizantes y enfermedades protombóticas como las autoinmunes.
Son tres formas de ACV isquémico y en este caso la tercera se presenta en pacientes mayores de 80 años y obedece a una falla en la cantidad de sangre que el corazón envía al cerebro, por lo tanto se llama Lacunar, haciendo referencia a las “lagunas” que se van presentando en el cerebro, llevando a un progresivo deterioro de la persona debido a la edad.
ACV hemorrágico
Llegando al siguiente tipo de accidente cerebrovascular, que se trata del hemorrágico, es de conocer que este se produce por dos condiciones, una es la hipertensión arterial, que provoca una onda de pulso que lleva a microdilataciones en las arterias que se llaman aneurismas de Charcot Bouchard, produciendo sangrado en el cerebro.
La otra causa de sangrado es la que se da por la ruptura de los aneurismas cerebrales y que es ocasionado por debilidad en las paredes de las arterias. También está la malformación arteriovenosa, que es la falla en una parte de los vasos del cerebro que se llama “red capilar”, llevando a una comunicación directa entre arterias y venas, produciendo este rompimiento.
Aunque existen en estos casos condiciones hereditarias, también hay algunos factores modificables, indica el doctor Almeida, como es el caso del manejo de una dieta saludable desde los primeros años de vida, practicar ejercicio, y cuando ya se han detectado los factores de riesgo, el cuidado permanente es fundamental.
Enfermedades como la diabetes y la hipertensión, aumentan hasta tres veces la posibilidad de desarrollar un ACV, toda vez que ambas, por mecanismos diferentes, provocan un envejecimiento prematuro de las arterias, favoreciendo que se obstruyan o se rompan.
Otro factor de riesgo es la dislipidemia, que es la elevación de los lípidos en sangre, representados en el colesterol y los triglicéridos. La sangre tiene tres factores importantes que controlan su densidad, y el más importante es la hemoglobina, le sigue el azúcar y los lípidos; al tener una hemoglobina o azúcar alta, se tiene propensión a la trombosis; las grasas por su parte también favorecen la formación de placas en las arterias que llevan inevitablemente a este problema.
Signos de alerta
Por tratarse de una enfermedad con pronóstico negativo, muchas son las campañas que se adelantan a fin de prevenirla, dando a conocer los signos de alerta para que una vez se presenten los síntomas se acuda a la urgencia médica.
La dificultad para hablar, pesadez en la lengua e imposibilidad de expresar lo que se está pensando, es uno de los primeros síntomas de que se está padeciendo un ACV. Episodios de pérdida de visión, dificultad para la marcha e inestabilidad, así como el adormecimiento de una parte del cuerpo y desviación de la boca, confirman la gravedad de la condición.
Esperar no es la mejor opción, el tiempo perdido es muy valioso y el daño que se va dando con el correr del mismo es imposible de revertir una vez se ha acudido a los profesionales de la salud, indica el doctor Fernando Orozco, neuróradiólogo intervencionista.
Ese espacio en el cual se debe actuar, es llamado en medicina “ventanas de tratamiento”, que es el tiempo usado para determinar los medicamentos a usar vía intravenosa y es de 4,5 horas, sin embargo hay nuevas técnicas que extienden la “ventana” de 8 a 24 horas dependiendo de los casos que se pueden seleccionar, aunque la idea es concientizar para que acudan inmediatamente empiece el episodio.
El cerebro depende de la sangre que está circulando, cuando esa irrigación se detiene y pasan 4,5 horas se daña la barrera hematoencefálica que le protege, por eso se trata de una etapa aguda en la cual se debe actuar. Entre más tiempo pase entre la formación del coágulo y la intervención, menos posibilidades hay de atención eficaz.
El control médico es fundamental a cualquier edad y es necesario que se adviertan en consulta ante el profesional los pródromos (síntomas) a fin de determinar posibles problemas futuros que ya advierten, como cuando al hablar súbitamente se pierden las palabras, visión anormal al apretar el cuello, adormecimiento del brazo, entre otros.
De otra parte, con la revisión se debe hacer un Doppler de vasos de cuello, que consiste en un estudio sin efectos secundarios y por el contrario, presenta mucha información al determinar el estado de los vasos y evitar un desenlace fatal.
Es importante tener en cuenta que este examen es pertinente después de los 40 años en personas con antecedentes familiares, si el estudio muestra resultados desfavorables, se recomienda una angiografía que entregará una información más detallada.
De presentarse un ACV, es menester saber que la atención inmediata y en un centro especializado es fundamental, donde exista la capacidad tecnológica para practicarle un TAC o hemodinamia cerebral, a fin de no dejar pasar la “ventana de tratamiento”.
Es de aclarar que está comprobado que cuando un paciente en este proceso cuenta con la Unidad de Stroke, un grupo interdisciplinario que comienza con los paramédicos en la ambulancia, continúa con los enfermeros, terapistas, auxiliares y obviamente todos los especialistas que intervienen, puede regresar a casa en tres semanas con una recuperación bastante aceptable. Con todo este equipo, es posible recuperar la plasticidad del cerebro y de manera paulatina rehabilitar las funciones perdidas durante el ACV, indica el doctor Almeida.
En neurología las secuelas se miden con la capacidad que el paciente demuestre para reincorporarse a su cotidianidad, indica la Neurocirujana Gina De La Rosa. Generalmente quedan, pues el cerebro es muy delicado, sin embargo advierten los profesionales, todo depende de la atención inmediata, lo que lleva al paciente a retomar su independencia y evitar una carga al sistema de salud y pensional.
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