Hay palabras que pueden desdibujar la sonrisa de un ciudadano, y una de ellas y “incremento”, es muy común escucharla al inicio de cada año.
Muchos cartageneros han señalado que no esperaban que el pasaje de Transcaribe subiera tanto este año: de $2.700 pasó a $3.000. Esto ha causado indignación, pues mientras que para algunos el aumento de $300 es “insignificante”, a otros los podría dejar fuera de las estaciones.
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Haciendo un recuento en orden cronológico sobre los incrementos a lo largo de la historia del SITM, esta es la primera vez que el pasaje sube $300 de un año para otro. En el 2016 el pasaje estaba en $2.000 y pasó en 2017 a $2.100. Aumentó $200 para 2018 y luego subió a $2.500 en 2019. En 2020 y 2021 se mantuvo en $2.600 por cuenta de la pandemia, mientras que el año pasado se ubicó en $2.700.
La nueva tarifa quedó establecida en el Decreto 0073 del 13 de enero y entró en vigencia desde el pasado lunes 16 de enero. Como era de esperarse, esta decisión no fue de mucho agrado para algunos ciudadanos, quienes se sumaron a reportar sus inconformidades a través de redes sociales. El Universal contactó a Álvaro José Rengifo Campo, asesor del Distrito para temas de Transcaribe, quien tiene experiencia gerenciando proyectos como Transmilenio, en Bogotá. Rengifo explicó las razones que se tuvieron en cuenta para subir el pasaje a $3.000.
Según la administración de William Dau, los alcaldes y alcaldesas del país acordaron incrementar las tarifas según la variación anual del IPC a noviembre de 2022, que equivale al 12,53%. El asesor complementó esta información, indicando que para la fijación del pasaje se consideró la costeabilidad de la tarifa por parte de los usuarios y la sostenibilidad de los sistemas.
“El objetivo es encontrar un balance entre costeabilidad y sostenibilidad. Los costos de operación se incrementan, siendo los más representativos, los salarios de los conductores, el combustible y el mantenimiento, los cuales suben en función del Salario Mínimo, variación del precio de los combustibles y dólar (repuestos importados) e IPC respectivamente. En consecuencia, las tarifas a usuarios se incrementan para compensar parte del incremento en los costos de operación, pero a su vez se trata de mantener o mejorar la capacidad adquisitiva de pasajes de los usuarios. Así lo ha hecho esta administración, en 2019 un usuario podía comprar con el auxilio de transporte 38,81 pasajes, en 2023 con el auxilio de transporte un usuario podrá comprar 46,67 pasajes, es decir que en los 4 años mejoro un 20%”, explicó Rengifo.
Aprovechó también para hablar sobre los gastos que tiene el SITM de Cartagena y la diferencia con otras ciudades, ya que son necesarias algunas consideraciones a la hora de hacer comparaciones.
“Hay que recordar que Cartagena es el primer sistema en operar toda su flota (articulados, padrones y busetones) con combustible a gas. Ser pionero en el uso de tecnologías limpias implica un mayor esfuerzo financiero”, dijo.
Reiteró que otro factor que se tuvo en cuenta para establecer el precio del pasaje fue el auxilio de transporte.
“Esta administración ha procurado que el transporte no pese dentro de la canasta de costos. La idea es que el auxilio de transporte siempre sea suficiente para que el ciudadano tenga su transporte asegurado. Los incrementos de tarifa están ahora mismo entre el salario mínimo y el IPC, y eso es positivo, porque los cartageneros no van a perder poder adquisitivo. El auxilio de transporte les da para mayor cantidad de pasajes y que puedan movilizarse”.
El asesor también habló de cómo el clima en la ciudad influye en los costos. “Otro punto importante es el aire acondicionado. Al estar en una ciudad de clima cálido, es indispensable el aire y tener la temperatura calibrada; tener aires en los vehículos también representa un incremento si lo comparamos con ciudades como Bogotá, donde no se requiere su uso”.
Si bien la tarifa usuario quedó en $3.000, la tarifa técnica, es decir, lo que le cuesta al SITM mover a cada pasajero, llegó este año a $4.950.
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La tarifa técnica cubre 5 aspectos: el costo de los kilómetros recorridos por los buses, el costo de la plataforma tecnológica de recaudo, el costo del ente gestor administrativo, el costo de la fiduciaria y el costo de chatarrización.
Para evitar que sean los pasajeros quienes asuman el costo del diferencial entre la tarifa técnica y la tarifa usuario, al Distrito le corresponde alimentar y fortalecer el Fondo de Estabilización Tarifaria (FET).
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