Mi mejor amiga ha dicho muchas veces que los días grises y lluviosos la entristecen. Que se siente “baja de nota”, muchas veces, con ganas de llorar.
Si eres como ella, te cuento que no es capricho ni invento: tiene un fundamento científico.
Es más común de lo que quizá piensas: en esos días, es normal que las personas se sientan tristes y hasta con pereza, ¡y este fenómeno tiene que ver química pura! Lee además: ¿Cómo cuidar la salud mental de tu hijo?, expertos lo explican
Tiene todo que ver con la serotonina
De acuerdo con el periódico español La Vanguardia, todo tiene que ver con la gran ausente de los días lluviosos: la luz solar.
“La luz solar tiene mucho que ver en ello porque activa nuestro cerebro mediante la segregación de serotonina.
“Curiosamente es la hormona encargada de nuestro estado de ánimo. Por lo que si sus niveles bajan pueden producir estados de depresión biológica en las personas”, dice un artículo del mencionado diario.
De acuerdo con expertos de la Clínica Mayo: “La serotonina es una sustancia química que el cuerpo produce de forma natural. Es necesaria para que las células nerviosas y el cerebro funcionen. Pero demasiada serotonina causa signos y síntomas que pueden variar de leves (temblores y diarrea) a graves (rigidez muscular, fiebre y convulsiones”).
Ahora, también hay que tener en cuenta que con la oscuridad de la noche se estimula la producción de otra hormona: la melatonina, una sustancia que nos prepara para dormir, pues relaja nuestro cuerpo y aumenta la somnolencia.
Cuando llueve demasiado y hay poca luz solar, aumentan los niveles de melatonina y nuestro cuerpo entiende que es hora de desactivarse; además, la falta de serotonina hace que nuestro cuerpo se sienta aún más “apagado”. Lee también: ¿Sabes qué es la depresión feliz?, expertos te explican
El sol influye en nuestra salud mental
Según un estudio de la universidad Brigham Young (Estados Unidos), las horas en las “hace” sol influyen en el estado de ánimo de prácticamente todo el mundo, por encima de otros factores como la temperatura, la contaminación o la lluvia.
Inclusive, en ciertas especies de animales, el invierno provoca una disminución general de las funciones metabólicas, lo cual lleva a muchos a hibernar. Si aplicamos esto a los seres humanos, hay un término que designa esa profunda tristeza: trastorno afectivo estacional (TAE) o ‘depresión de invierno’.
De acuerdo con MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el TAE afecta a mayor número de mujeres que de hombres.
Entre sus síntomas destacan aumento del apetito y el sueño, menor energía y capacidad de concentración, pérdida del interés en el trabajo y otras actividades, movimientos lentos, aislamiento social, desesperanza, tristeza e irritabilidad. Si se convierte en una depresión prolongada, podría desembocar en un trastorno bipolar o en el suicidio. Te puede interesar: Ser amable podría mejorar su salud mental, según experto
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