Su uso en la cocina es muy conocido, gracias a esa mezcla curiosa entre aroma fuerte y sabor agrio-picante. Pero también tiene propiedades medicinales: un aliado en problemas digestivos, síntomas del resfriado y mareo. Es una de las especias preferidas en muchas cocinas del mundo, pues le da a los platos un toque exótico que el paladar no suele olvidar. Sin embargo, como producto medicinal, el jengibre también tiene su propio protagonismo, especialmente en las dolencias digestivas: estimula los jugos gástricos, mejora la digestión, reduce las inflamaciones y dolores abdominales, combate los gases y disminuye el vómito. Una propiedad interesante del jengibre tiene que ver con la protección que ofrece contra las úlceras digestivas, pues se ha descubierto que entre sus compuestos antibacterianos hay uno capaz de disminuir la presencia de la famosa bacteria Helicobacterpylori, causa principal de la gastritis y las úlceras en el duodeno. Quienes suelen marearse en los viajes, lo adoran. Sus enzimas son excelentes catalizadoras de las proteínas digestivas que están en el estómago, por lo que no dan tiempo para sentir náuseas. Comer un poquito de jengibre dos horas antes de emprender un viaje largo, evita las náuseas. MÁS BENEFICIOS - En forma de aceite esencial, alivia el dolor y la inflamación producidos por la artritis, lesiones óseas, traumatismos musculares y cólicos menstruales. - Reduce el colesterol ‘malo’ en sangre. - Es un buen aliado de las dietas para adelgazar, pues ayuda a perder la grasa extra. - Sirve contra el dolor de cabeza. - Por ser fuente de antioxidantes, combate el envejecimiento celular. - Es expectorante, disminuye la tos y los síntomas de los resfriados comunes. NOTA El jengibre no puede ser consumido durante el embarazo, la lactancia, la menopausia y en personas que tienen fiebre (suele elevar la temperatura).