Al menos dos de cada 10 personas que sobreviven al COVID-19 tienen como secuelas síntomas depresivos. Es necesario que los pacientes no subestimen sus problemas mentales.
Hace unos días se mostraron los resultados de un estudio que abordó afecciones mentales en los cartageneros durante el confinamiento. La ansiedad ocupó el primer lugar.
Las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses. Infórmese y busque ayuda si lo requiere.
La crisis actual ha desatado una ola de miedo tóxico, haciendo que un gran porcentaje de personas no sean capaces de equilibrarse ni afrontar sanamente sus pensamientos.
Si la ansiedad por la pandemia se convierte en una preocupación consistente y afecta el sueño, el apetito y el rendimiento laboral, hay que tener cuidado.