Salud


Secuelas: cuando el COVID-19 deja huellas

Mientras la mayoría de pacientes COVID requiere de semanas para recuperarse totalmente, otros manifiestan síntomas que tardan meses en desaparecer.

LAURA ANAYA GARRIDO

27 de mayo de 2021 09:48 AM

La mayoría de personas solo necesita de semanas para superar completamente el COVID-19, pero a otras les toma meses, pues, aunque hayan tenido la enfermedad leve, pueden demorar meses sufriendo fatiga, tos, sensación de falta de aire, etc.

Según expertos de la Clínica Mayo, en EE. UU., a esta enfermedad se le conoce como síndrome post-COVID-19 o “COVID-19 largo”; el internista Diego Moreno, profesional en geriatría y médico funcional, agrega que los adultos mayores y las personas con muchas afecciones graves son los que más probablemente padezcan síntomas persistentes de la COVID-19, pero incluso los jóvenes y sanos pueden sentir malestar durante semanas a meses después de la infección. En el caso de pacientes con enfermedades preexistentes, ocurre “porque tienen menos reserva orgánica para luchar un una enfermedad que exige mucho del cuerpo”.

Entre los signos y síntomas más frecuentes aun después de superar el COVID-19, el doctor Moreno menciona la fatiga, la falta de aire al respirar, la tos, el dolor en las articulaciones y el dolor en el pecho, mientras que señala al temblor como uno de los menos frecuentes pero descrito por sus pacientes. (Lea aquí: 7 signos de alarma en pacientes COVID)

A continuación, algunos de los signos y síntomas que pueden persistir tras superar la enfermedad causada por el nuevo coronavirus y también las secuelas que el patógeno podría dejar en nuestros órganos, pues aunque el COVID-19 se considere una enfermedad que primariamente afecta los pulmones, también puede dañar a muchos otros órganos.

Secuelas: cuando el COVID-19 deja huellas

Corazón. Las pruebas por imágenes tomadas meses después de a pacientes que se han recuperado del COVID-19, han mostrado que algunos sufren daño duradero al músculo cardíaco, aun en el caso de las personas que tuvieron solo síntomas leves. Esto puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca u otras complicaciones.

Pulmones. El tipo de neumonía asociado frecuentemente con el COVID-19 puede causar daño duradero a los diminutos sacos de aire (alvéolos) en los pulmones. El tejido cicatricial resultante puede llevar a problemas respiratorios a largo plazo.

Cerebro. Incluso en jóvenes, el COVID-19 puede causar accidentes cardiovasculares, convulsiones, y el síndrome de Guillain-Barré (afección que causa parálisis temporaria), así como una desorientación transitoria. El COVID también puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson y la de Alzheimer.

Coágulos sanguíneos y problemas de los vasos sanguíneos. Esta enfermedad puede hacer más probable que las células sanguíneas se aglomeren y formen coágulos. Mientras que los coágulos grandes pueden causar ataques al corazón y accidentes cardiovasculares, se piensa que mucho del daño al corazón causado por la COVID-19 viene de coágulos muy pequeños que bloquean los diminutos vasos sanguíneos (capilares) en el músculo del corazón. (Lea además: 5 dudas resueltas sobre la vacuna en pacientes cardíacos)

Problemas de estado de ánimo. Las personas con síntomas graves del COVID-19 con frecuencia necesitan tratamiento en UCI, con asistencia mecánica, como la de un respirador. Simplemente sobrevivir esta experiencia puede hacer que, más tarde, una persona tenga más posibilidades de desarrollar síndrome de estrés postraumático, depresión, y ansiedad.

Es importante recordar que la mayoría de la gente con COVID-19 se recupera rápidamente, pero los posibles problemas duraderos hacen que sea aún más importante reducir la transmisión de la enfermedad tomando precauciones como ponerse tapabocas, evitar las multitudes y tener las manos limpias.

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